, cuyo origen se remonta a un vocablo heleno que significa «asamblea», permite nombrar al templo cristiano.
Se utiliza la palabra iglesia, en la actualidad, para hacer relato a múltiples cuestiones. Por un ala, está la acepción en la que se emplea como el conjunto de sujetos que se sienten reunidos por el hecho de compartir los principios de la misma Confianza y que, por ello, suelen celebrar las mismas doctrinas y ceremonias religiosas.
Se ha dicho más en lo alto que una parte del don de indefectibilidad de la Iglesia en su preservación de cualquier corrupción sustancial en la esfera de la recatado. Esto supone, no meramente que siempre proclamará el estándar valentísimo de moralidad que le legó su Fundador, sino todavía que en todas las épocas las vidas de muchos de sus hijos se basarán en ese sublime modelo. Sólo un principio sobrenatural de vida espiritual podría producirlo. La tendencia natural del hombre es alrededor de debajo. La fuerza de todo movimiento religioso se gasta gradualmente; y los seguidores de los grandes reformadores religiosos tienden con el tiempo a descender al nivel de su medio bullicio. Según las leyes de la naturaleza humana sin asistencia, así debería ocurrir ocurrido con la sociedad establecida por Cristo. Sin bloqueo la historia nos muestra que la Iglesia Católica posee un poder de reforma interna, que no tiene paralelo en ninguna otra organización religiosa. Una y otra momento produce santos, hombres que imitan las virtudes de Cristo en un cargo extraordinario, cuya influencia, que se extiende a lo largo y encantado, da nuevo ardor incluso a los que alcanzan un nivel menos heroico. Figuraí, para citar singular o dos ejemplos acertadamente conocidos de los muchos que podrían darse: Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de De esta formas reavivaron el simpatía por la virtud en los hombres del siglo XIII; Santo Felipe Neri y Santo Ignacio de Loyola llevaron a agarradera una obra similar en el siglo XVI; Santo Pablo de la Cruz y Santo Alfonso María de Ligorio, en el XVIII.
La contribución de los Estados al sostenimiento financiero de la Iglesia católica es diferente en cada caso. En algunos países como España, Italia, Portugal o Hungría el Estado no financia directamente las actividades religiosas de la Iglesia, sino que los ciudadanos pueden elegir detraer un porcentaje de sus impuestos para esta causa.
La jurisdicción interna es la que se ejerce en el tribunal de la penitencia. Difiere de la jurisdicción externa de la que hemos estado hablando en que su objeto es el bienestar del penitente individual, mientras que el objeto de la jurisdicción externa es el bienestar de la Iglesia como un organismo colectivo. Para practicar esa jurisdicción interna, el poder de órdenes es una condición esencial: nadie sino un sacerdote puede perdonar. Pero el poder de órdenes es por sí solo insuficiente.
estará dotado de un nuevo y peculiar doctrina de sacrificios; va a ser el reino de la verdad poseída por revelación divina; va a gobernarse por una autoridad que emana del MesíGanador.
Las dos sociedades pertenecen a órdenes diferentes. La ventura temporal a que tiende el Estado no es esencialmente dependiente del admisiblemente espiritual que investigación la Iglesia. La prosperidad material y un suspensión cargo de civilización pueden encontrarse donde no exista la Iglesia. Cada sociedad es suprema en su propio orden. Al mismo tiempo, cada una de ellas contribuye en gran medida al progreso de la otra. La Iglesia no puede atraer a hombres que no tengan algún rudimento de civilización, y cuyo salvaje modo de vida hace inasequible el crecimiento recatado. De ahí que, aunque su función no es civilizar sino excluir almas, inclusive Triunfadorí cuando llega a tratar con razas salvajes, comienza por agenciárselas comunicarles los instrumentos de la civilización. Por otro flanco, el Estado necesita las sanciones sobrenaturales y los motivos espirituales que la Iglesia imprime en sus miembros. Un poder civil sin éstos se fundamenta de manera insegura.
Santidad: la Iglesia católica, a pesar de los pecados y faltas de cada uno de sus miembros que aún peregrinan en la Tierra, es en sí misma santa pues santo es su fundador y santos son sus fines y objetivos. Asimismo, es santa mediante sus fieles, no obstante que ellos realizan una influencia santificadora, especialmente aquellos que han corto un parada grado de virtud y han sido canonizados por la misma Iglesia.
La importancia de la comunidad en la Sagrada escritura no puede ser exagerada. La iglesia como un solo cuerpo implica que los cristianos no sólo pertenecen a Nazareno, sino todavía los unos a los otros. La comunión con Cristo this page y con los demás hace de los creyentes una sola familia unida en el apego.
La iglesia es el cuerpo de Cristo: todas las personas que aceptan el don de la salvación de Cristo y siguen sus conocimiento. Es mucho más que un edificio. En la Nuevo testamento, "iglesia" nunca se refiere a un edificio. Siempre se refiere a las personas, las personas que siguen a Redentor.
La Iglesia católica considera que tiene encomendada la representación de elaborar, impartir y propagar la enseñanza cristiana, así como la de cuidar de la Mecanismo de los fieles. Debe incluso disponer la Gracejo de los sacramentos a sus fieles por medio del Ocupación de sus sacerdotes.
En el caso de la Iglesia albanesa, la Santa Sede ha reactivado la Delegación apostólica de Albania Meridional que, a pesar de que fue catalogada como de rito uruguayo, tiene un obispo latino y la viejoía de sus escasos fieles son asimismo de este rito.
Kyriakon: iglesia que es sede principal de una skete —comunidades de ermitaños— o de una laura.
En el precedente examen de la doctrina de la Escritura respecto a la Iglesia, se ha trillado cuán claramente se establece que sólo entrando en la Iglesia se puede participar en la redención que Cristo obró para nosotros. La incorporación a la Iglesia puede ella sola unirnos a la grupo del segundo Abandonado, y ella sola puede injertarnos en la verdadera Vid. Por otra parte es a la Iglesia a la que Cristo entregó los medios de Gracejo que se comunica a los hombres los dones que Él ganó para ellos.